¿Es posible hacer una comparación justa entre un poema de Sor Juana Inés de la Cruz y una canción de Ricardo Arjona? ¿Quién disparó primero, Han Solo o Greedo, y qué tiene qué ver esta polémica de la Guerra de las Galaxias con las actitudes de políticos y sus séquitos con respecto a las obras públicas locales? ¿La pelea de box entre Marco Antonio Barrera y Naseem Hamed puede mostrar a las claras los maniqueísmos de los medios de comunicación y los propios? ¿Por qué los hombres se ofenden cuando históricamente han representado una amenaza y lo siguen haciendo? ¿Messi juega futbol como se jugaba antes, como un hombre perro, y los maestros deberían ponerle un poco más de atención? ¿Cómo se pueden perder 78 millones de dólares y seguir feliz y campante por la vida, como si nada hubiera sucedido? ¿Por qué Monica Bellucci merece unas buenas nalgadas? ¿Es necesario crear un consenso mundial para defendernos de los extraterrestres, como anunciaron periódicos y programas de televisión de todo el mundo a raíz de la publicación de un par de artículos científicos?
En efecto, en No tiene la menor importancia, Joel Grijalva responde a estos planteamientos y a muchos tantos otros que a primera vista provocan una sonrisa, expectación o desconcierto por lo elementos antitéticos que los componen. Pero el autor no sólo sabe hilar fino sino que lo sabe hacer de la manera más inteligente posible, de esa manera que reúne temas dispersos o contrarios y los desmenuza a fuego lento para desvelar la reflexión necesaria y pertinente que esconden entre sus entrañas y que nos hace encontrarnos y reconocernos entre sus palabras, como ciudadanos preocupados por el devenir de la sociedad, como personas que habitan una ciudad cualquiera llamada Aguascalientes o Ciudad de México, como vecinos con desavenencias irrisorias o graves, como lectores: de literatura, de ciencia, de la prensa, de la realidad.